Vitamina D
El cuerpo produce
naturalmente Vitamina D cuando se expone al sol, y ésta protege contra ciertos
tipos de cáncer y problemas de corazón.
Jugar en la tierra
Nuestra sociedad
repudia la tierra e inventa geles y desinfectantes. Pero la tierra contiene
bacterias, minerales y microorganismos que pueden mejorar el sistema
inmunológico. De hecho, evadir excesivamente la tierra ha sido relacionada con
enfermedades auto inmunes.
Obtén el beneficio: Puedes tomar prebióticos y comida fermentada, pero no
estarás expuesto a la misma variedad de microorganismos a menos que te ensucies
las manos.
“Hacer tierra”
La mayoría de nosotros
nunca tocamos la tierra y definitivamente no por largos periodos de tiempo.
Esto permite que se acumulen en el cuerpo electrones por fuentes
electromagnéticas (los celulares, las redes inalámbricas y demás), lo que lleva
a inflamación y otras enfermedades. Al estar en contacto con la tierra, con las
plantas, se libera esta carga extra.
Obtén el beneficio: Prueba a caminar descalzo, o a tomar siestas en un área verde.
Libera estrés
Es una actividad
relajante. Al liberar el estrés, se evitan efectos que van desde un aumento en
niveles de cortisol, presión sanguínea, cambios hormonales y más.
Obtén el beneficio: Date un tiempo y un espacio para realizar una actividad que te
relaje, de preferencia al aire libre.
Comida
verde
Más comida verde y
menos procesada significan más nutrientes y menos toxinas.
Obtén el beneficio: Come frutas y verduras.
Ejercicio
Cavar, regar plantas,
fertilizarlas y demás movimientos que requiere esta actividad representan un
buen ejercicio. Es decir que, además de todo, brinda beneficios relajantes y
positivos.
Obtén el beneficio: Haz ejercicio regularmente, de preferencia al aire libre, de
preferencia en contacto con la Naturaleza.
Con el huerto escolar podemos contribuir a que nos
preocupemos más de alimentarnos mejor, a proteger nuestros alimentos
tradicionales, etc, ¡Que no nos invada la comida basura!
PREPARAR EL TERRENO PARA CULTIVAR
1- CRIBAR
LA TIERRA
2- ABONAR
3- MEZCLAR
4- ELEGIR
LA FORMA DE CULTIVAR
5- HERRAMIENTAS
6- LA
FERTILIDAD DEPENDE DEL SUELO
7- TIPOS
DE ABONOS Investigad sobre los abonos químicos (nitratos, fosfatos, sulfatos y
los efectos sob re los cultivos y el medio ambiente
8- COMPOST
9- ABONO
ORGANICO
COMO
CREAR UN BUEN SUELO
Para que nuestro huerto se mantenga
sin problemas a lo largo del tiempo, tenemos que empezar creando unas buenas
condiciones; nos referimos a crear un buen suelo. Pensemos que será el lugar
donde germinará y crecerá toda nuestra comunidad de hortalizas año tras año. Si
no damos importancia a este aspecto lo pagaremos en el futuro, por muy bien que
nos vaya el primer y segundo año, la producción y aspecto del huerto empeorará
con el tiempo, si no hacemos lo necesario para crear y mantener un buen suelo.
Características de un
buen suelo
Una vez tenemos
diseñados y preparados los semilleros, es importante acondicionar el suelo.
Uno de los mayores
problemas que se encuentra un horticultor principiante, es un suelo demasiado
compactado, o con poca materia orgánica, con muchas arcillas, o yesos,
calizas…que influyen muy gravemente en el desarrollo de nuestro cultivo.
Siendo, por tanto, una variable más que debemos tener en cuenta a la hora de
controlar los resultados que obtengamos en nuestro huerto.
Lo
ideal es obtener un suelo mullido, que prácticamente nuestro dedo índice se
pueda hundir fácilmente en la tierra. Y si falta materia orgánica, (tierra de
color oscuro y olor a bosque) añadirla a través de estiércol y compost todos
los años, para finalmente obtener un suelo esponjoso, con el suficiente
alimento para las plantas.
Tipos de cultivos en parcela
Una vez hemos preparado el suelo,
podemos acumular la tierra de nuestra parcela de tres maneras: bancal, caballón
y era.
El caballón o surco, es el tipo de
cultivo más conocido y tradicional. Consiste en dejar varias lomas levantadas,
y entre medios surcos que dejarán paso al agua y por donde podremos pisar para
recoger la cosecha o realizar cualquier tarea de mantenimiento. Esta técnica es
muy recomendada para la siembra de patatas y cucurbitáceas.
La era consiste en amontonar la tierra
formando una superficie lisa sin terrones de tierra, al mismo nivel del suelo,
nunca elevado. Muy utilizada para el cultivo de zanahorias.
Por último, el sistema de bancal es
muy recomendable para todo tipo de hortalizas
pero además tiene la ventaja de aprovechar y maximizar el espacio. En huertos
urbanos o familiares, donde el terreno es muy limitado, conseguimos más espacio
para cultivo, si lo comparamos con el
caballón.
Para evitar incomodidades a la hora de
mantener las plantas del bancal, es fundamental que la anchura del mismo, no
exceda de los 1,20 m. La longitud del mismo dependerá del terreno del que
disponemos y el diseño que más nos convenga. Además, si delimitamos el bancal
con tablas, en forma de rectángulo, conseguiremos disminuir el trabajo de
laboreo anual, ya que no
pisaremos dentro de la parcela y lo
tendremos protegido de la erosión. Como el bancal nos parece la opción más
adecuada, a continuación describimos los pasos generales para su construcción:
PASO 1: una vez seleccionada la zona
para nuestra parcela, se eliminan las “malas hierbas” y posteriormente se
remueve la tierra (laboreo) de una superficie mayor a la anchura de nuestro bancal
(1,20 m), para ello podemos tomar como medida la longitud de un rastrillo.
PASO 2: una vez mullida la tierra, se
vuelvan los lados encima de la tierra, hasta dejar solo la anchura del bancal.
PASO 3: con un rastrillo se alisa la
tierra, se eliminan posibles terrones, raices y se perfila el rectángulo.
PASO 4: se acota con tablas el bancal.
Para ello se pueden reutilizar distintos materiales, aunque es aconsejable la
madera, ya que se pudren con los años.
Para facilitar la tarea, veamos un esquema con cada uno
de los pasos:
Herramientas
Las herramientas que necesitaremos
para la preparación del terreno son las siguientes:
• Azadas: para la preparación no es
suficiente con una azada para laboreo. Existen multitud de tipos de azadas, con
una función específica, de distinto tamaño o forma en función de la tarea:
binadera (para romper la tierra), darra (para binar y escardar entre líneas de hortalizas),
almacofre (para hacer surcos)
• Rastrillo: para quitar terrones
duros del suelo, malas hierbas y nivelar la parcela de tierra. Es decir, para
dejar la parcela limpia y preparada para la siembra o trasplante.
• Horca: utilizada para quitar algunas
hierbas de raíz de la parcela de cultivo y mover el material en descomposición
del compostador.
• Criba: herramienta a modo de
colador, que sirve para tamizar el compost y evitar material aún no compostado
o demasiado grueso.
• Carretilla: para transporte de
tierra, herramientas. Además de semilleros, plántulas…
• Pala: para grandes movimientos de
tierra: compost, abono, tierra vegetal. La pala cuadrada se utiliza también
para el laboreo de la tierra. Consiste en pisar la herramienta para que
¿De qué se compone el suelo? Los
fragmentos producidos al disgregar la roca constituyen el componente mineral
del suelo
(otros son el agua, el humus), y sus partículas pueden ser de distintos
tamaños: desde pequeñas piedrecitas
y granos de
“arena”, hasta la partícula más diminuta de “arcilla”.
Vosotros/as
mismos podéis hacer un análisis de la “textura” del
suelo: introducid
en un recipiente transparente arena, tierra fina, gravilla
y guijarros
hasta la mitad; rellenad con agua tres cuartos del
recipiente,
cerrarlo y agitar bien durante un par de minutos.
¿Cómo creéis
que se depositarán las partículas?, ¿se
mezclarán o
quedarán por capas? Podéis hacer lo mismo
con la tierra
de vuestro huerto, dibujando y apuntando
los resultados
en vuestro cuaderno.
En este
experimento comprobaréis que se desprenden
burbujas,
porque el suelo contiene aire,
necesario para
las raíces de las plantas. Para mantener
la aireación
del suelo y renovar el oxígeno de ese aire conviene
hacer
periódicamente escardas superficiales, y voltear
más
profundamente una vez al año.
❂Según el tamaño de partícula que más
abunde, el suelo tendrá una u otra textura: retendrá más o
menos el agua,
oscilará más o menos su temperatura, etc. Preguntad a algún agricultor/a o
técnico
agrícola dónde
hacen análisis de tierra en vuestra zona.
La fertilidad depende del suelo. Los
fenómenos que habéis observado en el suelo son sobre todo “físicos”,
pero cada suelo
tiene también unas “características químicas” diferentes. Para conocerlo,
podéis analizar el pH de
vuestro suelo
(ácido o básico), utilizando unas tiritas cuyo color indica un pH mayor o
menor. Unas plantas prefieren
un pH más alto
que otras.
En general, las
características del suelo afectan a los cultivos. Comprobadlo con este
experimento: conseguid
diversas
muestras de suelo y disponedlas en macetas diferentes: unos más fértiles (de
huerto o jardín), y otros más
pedregosos o
compactos. Poned en ellas las mismas plantas, dándoles el mismo tratamiento:
¿cuáles germinan antes
y se
desarrollan mejor?
❂Los minerales contienen unos compuestos
químicos (sales minerales) que se disuelven en el agua del
suelo. Según su
mayor o menor concentración (“acidez o alcalinidad”, medida por el pH) estarán
más
o menos
disponibles para su asimilación por las raíces de las plantas. Los elementos
nutritivos más importantes
para las
plantas son el Nitrógeno, Fósforo, Potasio,
Calcio, Magnesio,
Azufre… Una elevada acidez
puede
corregirse elevando el nivel de calcio.
❂Si un suelo es arenoso, será apropiado
para lechugas,
alubias, patatas y zanahorias.
Si tenemos una
tierra arcillosa, lo será
para habas,
coliflores y alcachofas.
❂Podéis cambiar las características del
suelo,
aportándole “enmiendas” de cal,
arena, materia orgánica, según le convenga.
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